Nada en este mundo permanece absolutamente en quietud, sin embargo hay una ralentización de movimiento hasta casi, casi la inactividad absoluta, en ese momento comienza de nuevo el movimiento inagotable.
El ciclo de los símbolos del Ba Gua, cielo posterior, nos enseña esto y nos muestra los movimientos intermedios, entre el comienzo del yang (primavera) el máximo yang (Verano), el comienzo del yin (Otoño) y el máximo yin (Invierno)
El mismo ciclo podemos aplicar al día y la noche, al comienzo de una relación, de un proyecto, de un nacimiento, una vida...
La observación de estos procesos inalterables, inmutables, eternos, incontrolables...nos da pistas sobre cómo vivir nuestra vida cotidiana de manera armoniosa.
Hoy vamos a ver la importancia del aquietamiento, de la quietud, cuyo símbolo en I Ching es la montaña, Ken. Vamos a mirar el signo doble Ken sobre Ken que representa el número 52 de los hexagramas y representa la imagen de la meditación.

En el orden del cuerpo, como en todas las cosas, lo firme está arriba y lo receptivo abajo. En la postura de meditación se hayan nuestros pensamientos y creatividad arriba mas cerca del cielo y nuestro sexo, la receptividad, lo más terrenal abajo en la tierra. Entremedio de esto, entre otras cosas, la espalda, la columna vertebral, la médula ósea que une ambas cosas.
El dictamen del hexagrama 52 nos dice:
Aquietamiento de su espalda,
de modo que él ya no siente el cuerpo
Va a su patio y no ve a su gente.
Ningún defecto.
Su patio representa aquí su mente, va allí y ya no está su gente, sus pensamientos reiterativos, ningún defecto, pues.
La traducción del Richard Wilhelm a los comentarios dice así:
La verdadera quietud consiste en mantenerse quieto una vez llegado el momento de mantenerse quieto, y en avanzar una vez llegado el momento de avanzar. De esta manera quietud y movimiento están en concordancia con los requerimientos del tiempo y así hay luz en la vida.
El signo representa el fin y el comienzo de todo movimiento. Se menciona la espalda, pues en la espalda se encuentran todos los cordones nerviosos que transmiten el movimiento. Cuando uno consigue que el movimiento de estos nervios espinales se aquiete, desaparece por así decirlo el yo con sus inquietudes. Ahora bien, una vez que el hombre ha logrado aquietarse así en su interior, puede dirigirse hacia el mundo externo. Ya no verá en él la lucha y el torbellino de los seres individuales, y será dueño de la verdadera quietud necesaria para comprender las grandes leyes del acontecer universal y el modo de actuar como corresponde. El que actúe partiendo de esta posición abisal no cometerá ninguna falta.
Si has llegado leyendo hasta aquí, puede que estés preparad@ para curiosear y profundizar un poco más sobre el libro de los cambios.
Ricardo Andree, un maestro vivo con el que tengo el placer y el honor de estar en su grupo de estudio, nos muestra la interpretación de las líneas de este hexagrama que promueve la quietud antes del movimiento en nuestro propio cuerpo. Dice así:
Lo que se siente en la Quietud es lo real, lo que se intuye sin intenciones es lo verdadero. Se debe creer en lo que se siente e intuye, y de acuerdo a eso, se recomienda no caminar, no comprometerse, no llenarse de conjeturas que lo confundan y obliguen a un hacer aún inmaduro.
La Primera línea son los pies que deben detenerse antes de ponerse en marcha, en espera que todo el Ser esté en grado de seguir las instrucciones interiores. Lo emocional debe estar unido a la paz espiritual si se quiere que la acción sea armoniosa.
La Segunda son las pantorrillas y los muslos, y representa las dificultades en el caminar debido a que no escucha consejos de sabiduría y quiere hacer a su manera; tiene pena porque quisiera ser seguido por otros a los cuales ama y no se comprometen en su propio andar. Miedo a la soledad.
La Tercera son la cadera y rigidez del hueso sacro: lo emocional está aquí ligado a lo sexual. Dificultades por un exceso de rigidez y represión que sofoca el corazón.
La Cuarta es el Tronco donde está la columna, los órganos vitales y sobre todo el corazón; aquí el aquietamiento es total y armonioso.
La Quinta es la boca, las mandíbulas y la lengua, y tiene que ver con el equilibrio físico y la armonía en las relaciones; las palabras y su correspondiente amigo, el silencio.
La Sexta es el "olvido" y el trasuntar el Yo. Ruptura del egotismo y de todo egoísmo que logra salir del propio cuerpo y unificarse con la fuerza del Tao: el Ki.
Añade a tu vida unos minutos diarios de quietud, aquietamiento de tu cuerpo, espalda, mente para ver con más claridad tus acciones, tus verdaderas intenciones y poder aplicar la coherencia que te permitirá mejores relaciones contigo mism@ y con el entorno.
Solo hay que detenerse unos minutos al día, en quietud, en observación para poder observar tus posteriores movimientos.